Antes de retirarme por hoy el Espíritu Santo desde hace rato dándome una Palabra. Gracias a Dios hoy se me confirmó por teléfono que estas cápsulas llegan a veces en el momento preciso y ayudan para quien van dirigidas. Yo solamente las digo, no sé nunca para quién es. Si en algo yo les sirvo entonces, úseme.
Gracias a la llamada de hoy.
Respecto a la lectura Bíblica del sábado, y dije “lectura” solamente la leí, pero ya el Espíritu Santo quiere que yo diga algo sobre ella.
Hechos 9:5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar COCES contra el aguijón.
Dar coces contra el aguijón ES obstinarse en resistir a fuerza superior. Entre otras cosas.
1. Sacudida violenta que hacen las “bestias” con sus patas
2. Golpe o patada hacia atrás
3. Retroceso que hace un arma de fuego al dispararla, que si no te pones listo, te puedes hacer daño a ti mismo
4. Acción o palabra injuriosa o grosera
Cuando una persona le habla grosero u ofende a otro, de hecho es igual que una bestia dando patadas hacia atrás, actúa bestialmente.
Cuando una persona que ha dado coces se resiste, se obstina en no hacer el bien, se hace daño a sí mismo porque Dios es un aguijón.
Tirar coces es rehusar sujetarse o hacer lo contrario de lo que es bueno.
Soltar una coz es contestar inoportuna o desabridamente a lo que se pregunta o advierte.
Y tiene otras acepciones que no vienen al caso.
Entonces, cuando el Señor le dice a Saulo, DURA COSA ES DAR COCES CONTRA EL AGUIJÓN, es porque se está haciendo daño a sí mismo. Es poco menos que una bestia en su razonamiento, es lo contrario a lo que es un cristiano porque “se resiste” en vez de rendirse a una fuerza superior. Si actúa como bestia, habla como bestia, se comporta como bestia, es una bestia.
Ante ese cuadro, Dios lo tira del caballo y lo ciega, y entonces esta bestia aprende a depender para caminar, para orar, para recapacitar, para cambiar, para convertirse y una vez en el punto más bajo de su existencia es que Dios lo hace rebotar, y una vez que Dios le escucha ORAR con sinceridad no de hipocrecía, es que le regresa la vista, lo llena del Espíritu Santo, se CONVIERTE y lo restaura y lo usa para el bien.
Y la gente dirán cuando vean la transformación ¿no es éste aquel que abusaba a los discípulos? Así va a ser el cambio, la gente no lo va a creer.
Una persona que vive dando patadas como una verdadera Bestia no tiene al Espíritu Santo. Dios tendrá que hacerlo por la fuerza, y Dios lo hará.
No sé a quién le estoy hablando hoy. Hoy te digo: Duerme en PAZ. Que tu eres un Ananías escogido(a) con visión y unción en tus manos para curar enfermos y domesticar bestias.
No hagas nada, ya Dios lo encontrará “en el camino.” Duerme en PAZ. Nada te turbe, nada te angustie, ya Dios tiene esto en sus manos y te enterarás. He dicho.
El enlace de este programa es: http://wp.me/p59toT-4wf
Hermana Diana Hernández, Motivadora Life Coach